El pasado fin de semana, una compañera de trabajo falleció en un fatal accidente de tráfico. Esta tragedia nos ha dejado a todos en estado de shock y consternados. A raiz de esta catástrofe, una madre y amiga me pidió que compartiera algunos consejos para poder ayudar a los niños a procesar esta pérdida de la manera más saludable. Es por ello que escribo estas líneas con el objetivo de ayudar a las familias en tan duros momentos.
Aceptar la mortalidad de nuestros seres queridos puede ser desafiante, y es natural sentirse abrumado por las emociones durante los momentos de pérdida y duelo. Es importante reconocer que los niños también experimentan una variada gama de emociones y pueden tener dificultades para comprender y manejar sus sentimientos. Como adultos, tenemos la responsabilidad de brindarles el apoyo y la guía necesarios para que puedan atravesar el proceso de duelo de la mejor manera.
El primer paso es reconocer y validar esos sentimientos, y asegurar a nuestros hijos que es normal sentirse molesto, triste o confundido ante la idea de que no vivimos para siempre. Hablar de la muerte y la pérdida puede resultar difícil e incómodo, ya que a menudo se considera un tema tabú. Pero es crucial verlo como una parte natural de la vida para estar mejor preparados cuando inevitablemente ocurra.
Cuando se trata de hablar con los niños sobre la muerte, es esencial utilizar un lenguaje claro y apropiado para su edad que evite eufemismos confusos. Comparar la muerte con acciones como dormir o viajar lejos puede llevar a confusiones en los niños. En cambio, podemos brindar experiencias de la vida real para ayudarles a comprender mejor. Es importante ser honestos al responder a sus preguntas y al mismo tiempo tener en cuenta su bienestar emocional.
Puede respaldar sus explicaciones con algunas historias. Especialmente para los niños que lidian con el duelo y la pérdida, existen varios libros beneficiosos. Dos ejemplos son "The Invisible String" (El hilo invisible) de Patrice Karst y "I Miss You: A First Look at Death" (Te extraño: Una primera mirada a la muerte) de Pat Thomas.
El apoyo físico y emocional, como abrazos, caricias o tomarse de las manos, puede brindar consuelo a los niños en duelo. Asegúrele su presencia y disponibilidad cada vez que necesiten hablar o buscar consuelo. Anímelos a realizar actividades que disfruten y bríndeles oportunidades para expresar sus emociones, como dibujar, escribir o tocar música.
Durante los momentos de duelo, los niños a menudo encuentran consuelo en las rutinas y la estabilidad. Mantenga en la medida de lo posible su horario regular, proporcionándoles una sensación de normalidad en medio de la agitación. La consistencia en las actividades diarias, como las comidas, las rutinas de sueño y las tareas escolares, les brindan seguridad y estabilidad.
Si observa que el duelo de un niño está afectando gravemente su rutina diaria, sus relaciones o su bienestar general, es aconsejable considerar buscar ayuda profesional. Los especialistas en asesoramiento sobre duelo y pérdida pueden brindar orientación y apoyo personalizado para satisfacer las necesidades del niño.
La experiencia de duelo de cada niño es diferente, y el proceso de sanación emocional requiere paciencia y tiempo. Es importante ser flexible y comprensivo, adaptando su enfoque para satisfacer las necesidades de cada niño individualmente.
Enlaces recomendados:
- Cómo entienden los niños la muerte y qué debe decir, en Healthychildren.org
- Cómo ayudar a su hijo a enfrentar la muerte de un ser querido, en Nemours Kid Health
Comments