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Foto del escritorPaco Vazquez

La hora de partir

Vivir en un mundo globalizado implica una mayor fluidez geográfica. Mudarse a otro país por un tiempo determinado se ha vuelto cada vez más común. En mi caso, he tenido la oportunidad de vivir en 9 países diferentes durante los últimos 20 años. En julio, me preparo para mi décima mudanza, esta vez a Tailandia, y ya estoy inmerso en el proceso de despedida. A la hora de afrontar este nuevo cambio, vuelvo a aplicar en mí mismo los consejos que tantas veces he dado a las familias con niños que se encuentran en la misma situación. En este artículo, compartiré las ideas principales a tener en cuenta al mudarse a otro país y decir adiós a nuestro hogar.



En primer lugar, tal y como hacemos cada vez que abordamos cualquier tema desafiante con nuestros hijos, tenemos que promover una comunicación abierta y clara desde el principio. Es importante evitar andarse con rodeos y comunicar la decisión de cambiar de país lo antes posible, junto con los motivos que la impulsan. Por otro lado, es esencial validar los sentimientos de tus hijos y reconocer que es completamente normal experimentar tristeza al cambiar de país y dejar atrás su hogar, amigos y rutina. Anímalos a expresar sus emociones sin temor a sentirse mal o defraudarte por no mostrar fortaleza. Este proceso puede compararse a un duelo, y todas estas emociones son completamente naturales y esperables. Permitirles que compartan sus sentimientos les ayudará a procesar el cambio y a adaptarse de manera más saludable al nuevo entorno.


Una de las claves para superar cualquier situación complicada es la sensación de control. Ayudar a tus hijos a sentir que tienen cierto grado de control sobre su vida, incluso en medio de un cambio tan grande como mudarse a otro país, es fundamental para su bienestar. Involucrarlos en la toma de decisiones relacionadas con la mudanza les dará un sentido de agencia y participación. Permitirles elegir qué juguetes, libros y otros objetos llevarse, cómo decorar su futura habitación y otros aspectos de su rutina diaria puede marcar una gran diferencia. En este sentido, conviene recordarles que, independientemente del lugar al que vayan, hay cosas que se van a mantener estables y que no van a cambiar. Esto ayudará a reducir el estrés y la incertidumbre. Asegúrales que podrán seguir celebrando sus tradiciones y las actividades que solían disfrutar con la familia, así como cultivar sus intereses y pasatiempos.



Para mantener una actitud positiva hacia el cambio de país, es crucial que los niños nos vean como modelos de resiliencia y optimismo. Esto no significa fingir una felicidad constante o negar las dificultades, sino que implica reconocer los desafíos mientras destacamos las oportunidades y experiencias emocionantes que nos esperan en el nuevo destino. Una práctica útil puede ser compartir imágenes y vídeos del lugar al que se van a mudar y comenzar a planificar juntos las actividades que podrán disfrutar allí. Esto les ayudará a visualizar las nuevas experiencias que les esperan y a sentir entusiasmo por las aventuras que están por venir. Recuerda también hablar abiertamente sobre cualquier preocupación o miedo que puedan tener y brindarles apoyo emocional durante todo el proceso de transición.


En cuanto a los rituales de despedida, estos pueden ser una herramienta poderosa para ayudar a los niños a procesar sus emociones y aceptar el cambio. Algunos ejemplos pueden ser crear un álbum de fotos o un diario con recuerdos del lugar que van a dejar, organizar una fiesta de despedida con amigos y familiares, escribir cartas a las personas que van a extrañar, o dejar un objeto significativo en el lugar que van a dejar.


Finalmente, no debemos descartar la ayuda profesional si es necesario. Si notas que tus hijos están teniendo dificultades en la escuela o en su rutina diaria, y observas que están experimentando problemas emocionales más profundos, considera buscar el apoyo de un experto en salud mental. Es especialmente útil encontrar a alguien especializado en duelo migratorio, ya que podrán brindarles el apoyo adecuado para procesar sus emociones y adaptarse de manera saludable a la nueva situación.



Si bien mudarse a otro país puede ser una experiencia desafiante, también representa una oportunidad única para el crecimiento personal, el aprendizaje y el fortalecimiento de los vínculos emocionales. El cambio es una parte natural de nuestras vidas, y con amor, paciencia y una actitud positiva, podemos superarlo y convertirlo en una experiencia enriquecedora.


Para las familias que se embarcan en este viaje el próximo año escolar, les deseo un proceso de transición suave y lleno de nuevas y positivas experiencias. Que la aventura de descubrir un nuevo hogar y cultura sea un camino de aprendizaje y crecimiento para todos.


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